El mejor y único centro histórico deportivo dedicado a recordar a los grandes guardametas mundiales que escribieron con letras doradas las páginas del fútbol planetario.
Tuesday, June 21, 2011
El extravagante "portero de la coleta"
Regálese el gusto de hacer un ejercicio mental y rememore la Copa del Mundo de Italia 1990, un certamen que se plagó de estrellas que pronto adornarían el firmamento futbolístico planetario. A su memoria vendrá de inmediato la selección de Estados Unidos, esa misma que llegó con el cartel de floja, pero que a punta de esfuerzo supo ganarse el corazón de la afición.
Si ya llegó a este punto con éxito, le demandará la nada misma recordar a su portero Antonio Michael “Tony” Meola, un corpulento guardavallas cuyas actuaciones le endosaron el cartel de figura al poco tiempo. Esta es parte de su historia, una que se escribió casi en el anonimato, pero que hoy se encuentra en la privilegiada estantería de las leyendas del balompié mundial.
“Tony” Meola nació en la la ciudad norteamericana de Belleville (Nueva Jersey) hacia el 21 de febrero de 1969. Sabido es que en Estados Unidos no se encuentra el epicentro del fútbol, pero el promisorio chico tenía una carta bajo la manga: su padre Vincent Meola era italiano y fue también portero del Avellino, cuadro de la Serie B peninsular. Por ende, siempre sintió cercanía por este deporte.
En su etapa escolar, practicó duro el fútbol y el básquetbol, aunque su cariño se lo llevaba con creces la primera disciplina alternando el arco con la delantera. Ya en la universidad, se entregó también a la práctica del béisbol, donde destacó por su habilidad con el bate. Aún así, su amor por el fútbol pudo más, al punto que finalmente opta por el profesionalismo.
En 1987 viene a Chile a disputar la Copa del Mundo Juvenil, esa que vio en sus pastos a la espectacular Yugoslavia de Boban y Prosinecki. Tres años más tarde, ya era convocado al combinado adulto para disputar la Copa del Mundo de 1990 en Italia, donde fue titular en tres encuentros. Eso le bastó la marcharse a jugar a Inglaterra, específicamente al Brighton & Hove Albion, donde apenas jugó diez partidos. De ahí fue traspasado al Watford, donde la experiencia fue aún peor. Con tan mala fortuna a cuestas, optó por volver a Estados Unidos.
De regreso en su tierra natal, jugó una temporada en los Strikers de Fort Lauderdale (Florida). En aquel entonces, comenzaba recién a tomar forma la Major League Soccer, por lo que la nación americana era un territorio virgen aún por explorar. En tanto, Meola se mantuvo en la selección, llegando a ser uno de los regalones del técnico Bora Milutinovic. Tanto era el cariño que el estratega serbio le tenía, que fue histórico su arranque de cólera cuando el meta de la cola de caballo le anunció terminada la Copa del Mundo de 1994 que dejaría el fútbol para probar suerte como kicker (pateador) de fútbol americano.
La experiencia no fue grata para Meola, pues fue descartado por los Jets de Nueva York y Milutinovic no le volvió a llamar jamás al combinado norteamericano. Sólo en 1999 retornaría a la selección.
Ciertamente, la historia de Tony Meola está llena de experimentos. En 1994 accedió jugar por Buffallo Blizzard, un equipo de fútbol indoor. Aunque era titular, se retira un mes más tarde para probar suerte en Broadway, incorporándose al reparto del musical “La boda de Tony y Tina”. Esta experiencia también fue breve.
Luego vino su paso por Rough Riders de Long Island, para luego recalar en el poderoso MetroStars de Nueva York, donde encontró una cierta estabilidad jugando tres temporadas. Posteriormente jugó seis meses más en los Wizards de Kansas, donde fue traspasado junto a un gran amigo suyo, otro ilustre del fútbol norteamericano: Alexis Lalas.
Hacia el 2000 logró conquistar la fama tan esquiva que siempre buscó. Fue elegido portero del año, el jugador más valioso y logra el campeonato de la liga norteamericana. Posteriormente, Lalas asume como director general de los MetroStars (ya convertidos en los Nueva York Red Bulls), para lo cual reclutó de inmediato a Meola. Sin embargo, sus mejores años ya habían pasado. Aquí jugó dos años más para regresar al fútbol indoor.
Hasta hace poco y con más de 40 años en el cuerpo, había amenazado con volver, pero seguramente ya no será así. Sea como sea, en el inconciente colectivo queda la figura corpulenta de este portero que con habilidad y su llamativa cola de caballo en la cabeza, logró hacerse de un lugar en la historia del fútbol. Tal vez le faltó un club de mayor jerarquía para explotar su innegable talento, pero a su favor juega su habilidad y potencia siempre agradecida por la afición. Un crack por donde se le mire.
FICHA TECNICA
Nombre: Antonio Michael Meola.
Nacimiento: 21 de febrero de 1969 en Belleville, Nueva Jersey.
Nacionalidad: Estadounidense.
Apodo: "Tony".
Estatura: 1,85 metros.
Clubes: University Virginia, Brighton&Hove Albion FC (Inglaterra), Watford (Inglaterra), Fort Lauderdale Strikers, Long Island Rough Riders, MetroStars, Kansas City Wizards y Red Bull New York.
PALMARÉS NACIONAL
Campeón de la MLS (2000)
PALMARÉS INTERNACIONAL
No tiene
COPAS DEL MUNDO
Italia 1990: Primera fase.
Estados Unidos 1994: Octavos de final.
DISTINCIONES PERSONALES Y CURIOSIDADES
Tony Meola jugó cien partidos con la selección estadounidense de fútbol. Actualmente, se le considera mentor de grandes porteros americanos como Kasey Keller, Brad Friedel o Tim Howard.
Tenía grandes dotes para el béisbol. De hecho, fue reclutado para un campamento de jóvenes por los legendarios Yankees.
En 1996 pasó tres semanas entrenando con el primer equipo del Parma italiano.
Debutó con 18 años en la selección nacional.
Forma parte del mejor once titular de la Major Soccer League, elegido con motivo de su décimo aniversario (1995-2005).
Actualmente, entrena un equipo de niños donde también se encuentra su hijo.
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